Por Antonio Argandoña
El título de esta entrada es la traducción del título de una reciente editorial en el Journal of Business Ethics (vol. 170, n. 1). Es una reflexión mía acerca de lo que dicen sus autores, Gazi Islam y Michelle Greenwood, que recogen un reto formulado hace unos años por los entonces editores de la revista acerca de cómo conseguir que la dimensión social está más presente en la ética en la empresa, porque, como dicen, «la ética está presente en todas partes [en la ética en la empresa] y, al mismo tiempo, es difícil encontrarla en una parte específica de la actividad social» (entendiendo social como referente a la sociedad, o sea, más allá de la empresa).
Porque la tesis es que la ética forma parte de los fundamentos de la sociedad: «las fuerzas que conforman el mundo actual -humanas, no humanas, tecnológicas, geológicas- parecen ir más allá de los juicios de las personas, al tiempo que nuestros juicios van a ser de importancia crítica en los próximos años». O sea, lo que dice la ética de la empresa, lo que piensan los que actúan en ella, va a ser importante -está siéndolo- en la configuración de la sociedad. O, con otra palabras, entender la ética ‘en’ la empresa servirá también para evaluar el papel ‘de’ la empresa en la sociedad. «Estudiar la ética ‘de’ la empresa implica preguntarse por los roles que la sociedad debe asignar a las empresas, y dónde se establecen los límites de esos roles. ¿En qué medida y por qué medios puede y debe contribuir la empresa a las esferas de la vida social fuera de lo económico?».
Esto lo relacionan también con la diferencia entre el enfoque prescriptivo, que se centra en la aprobación o censura de las acciones concretas, y el enfoque evaluativo que promueve la comprensión de las realidades creadas por aquellas acciones. «Enfocarse en las acciones y los actores concretos nos hace conservar la esperanza en la posibilidad de influir en las prácticas empresariales para el bien». De alguna manera, coincide con lo que a veces he dicho en este blog: la ética está en la acción concreta, se identifica en la acción concreta, no en abstracto. Los conceptos «gruesos» (tick) son, a la vez, descriptivos (cómo actúa la gente y por qué) y evaluativos (cómo deben actuar en su situación específica y multifacética).
Al final, los autores proponen «reconocer el mundo de los negocios como un trabajo en marcha, en el que la ética tiene un papel en la construcción de ese mundo en un amplio horizonte de valores sociales». El mundo que queremos construir no puede hacerse sin contar con la ética.