Adela Cortina es la primera mujer a la que la UPCT nombra Doctora Honoris Causa. Esta prestigiosa pensadora fue ganadora del Premio Internacional de Ensayo Jovellanos 2001 y es miembro de la Real Academia Ciencia Morales. Ha recibido ya siete doctorados Honoris Causa, tres medallas de distintas universidades y diversos premios como el Ernest lluch 2003. Imparte clases en la Universidad de Valencia, se ha implicado con diversas instituciones y ha participado en la Comisión Nacional de Reproducción Humana Asistida, la Federación de Asociaciones de Prensa Española y el Patronato Internmon-Oxfam, entre otros.
¿La crisis económica es económica o también moral?
La crisis es económica, alimentaria, energética, medioambiental y también moral, es decir, de valores y de formas de vida. Han fallado valores como la transparencia y el control en las prácticas bancarias provocando una desconfianza generalizada, cuando la confianza es el valor moral sobre el que descansa el funcionamiento del mundo financiero, empresarial y político; ha fallado la profesionalidad de quienes aconsejaron a las gentes tomar decisiones imprudentes, que después ha tenido que pagar toda la población. Por otra parte, las formas de vida consumistas han aconsejado a las personas endeudarse más allá de lo asumible, y también nos ha perjudicado la maldición del cortoplacismo, la necesidad de tomar decisiones a corto plazo, que apenas deja tiempo para reflexionar, menos aún para decidir anticipando el futuro en el mundo empresarial y también en el político. La falta de transparencia y de profesionalidad, la desconfianza, el consumismo y la maldición del corto plazo también han sido causas de la crisis.
¿Hemos aprendido algo con esta situación?
Deberíamos haber aprendido que para vivir bien basta con tener lo suficiente como para poder disfrutar serenamente de la belleza, de las relaciones humanas, de la vida compartida. Y que esa vida buena tiene que poder disfrutarla todos los seres humanos que han de gozar de asistencia sanitaria de calidad, trabajo, cultura, educación, atención en el tiempo de dependencia y todo ese conjunto de derechos de los que cuida una sociedad justa. Pero me temo que no hemos aprendido nada, sino que seguimos aspirando a tener el máximo sin consideraciones solidarias.
¿Qué le parece que el Gobierno vaya a pedir responsabilidades a los políticos que despilfarran el dinero público?
Me parece muy bien, y debería haberse hecho antes. Esta mala costumbre española de que «lo que es de todos no es de nadie» tiene que acabarse. Los recursos públicos tienen que ser muy bien gestionados, precisamente porque son de todos, y quien haga mal el cálculo “coste-beneficio”, porque no produzca los beneficios esperables, ha de asumir su responsabilidad por ello. Y no sólo en la política, sino en todos los ámbitos de la vida social.
¿Tantos casos de corrupción han servido para mover a la población o para volverla insensible?
La población se está convenciendo de que en la vida política real la corrupción es moneda corriente, que lo excepcional es la honestidad. Y no le parece bien, mal inevitable, Por eso creo que es urgente tomar medidas legales muy claras para evitar la corrupción y promocionar en la política formas de vida transparentes. Pero también tendrían que acostumbrarse los partidos a preocuparse por los problemas de los ciudadanos, que deberían ser sus problemas, y a proponer soluciones, Porque al final parece que los partidos reducen sus campañas a investigar las corruptelas de los demás, que es algo que tiene fuerza mediática, y olvidan esa parte esencial que es la de proponer soluciones a los problemas de todos los ciudadanos.
Para que la ética se ha dejado para grandes cuestiones médicas, por ejemplo, olvidando utilizarla en el día a día. ¿Qué le parece?
La ética es una cuestión de la vida cotidiana. Consiste en buscar la felicidad, cosa que hace toda persona, y en buscarla de una manera justa y solidaria. Y esa búsqueda justa de la felicidad es algo que hacemos todos los días en las decisiones que vamos tomando en la escuela, en la redacción del periódico, en la universidad, en el centro de salud, en la política, en la empresa y en todas nuestras actividades. Por eso conviene reflexionar sobre cómo queremos llevar adelante nuestra vida diaria y cómo podemos hacerlo en todos los ámbitos sociales.
¿Las empresas asumen un papel ético en la actual situación económica o priman sólo las cuestiones financieras?
Justamente la UPCT ha creado una Cátedra de Cultura y Ética Directiva y Empresarial para reflexionar sobre estos asuntos, y ha tenido la generosidad de concederme el Doctorado Honoris Causa por el trabajo en este tema. Las empresas han de asumir un papel ético, lo cual significa que han de intentar ofrecer buenos productos teniendo muy en cuenta a todos aquellos que son afectados por la actividad de la empresa.
¿Se puede pedir a los empresarios que olviden sus intereses para velar por los de sus empleados y por los de la sociedad?
Se les debe pedir que sean inteligentes y se den cuenta de que sus intereses se verán mejor atendidos si en cuenta los de sus empleados, si intentan crear puestos de trabajo en la medida de lo posible y si se preocupan por la sociedad en la que trabajan. Es mejor tener aliados que enemigos y además es justo actuar así. En la Fundación Étnor, para la ética de los negocios y las organizaciones, de la que soy directora, entendemos que las empresas prudentes son justas.
¿Cómo se puede inculcara las nuevas generaciones la necesidad de que la ética prime en sus actuaciones?
Por una parte, introduciendo asignaturas de ética en la enseñanza primaria y secundaria, pero también en las distintas carreras. Es imprescindible hacer un alto en el camino y preguntarse qué nos hace justos y felices en la vida cotidiana y cuáles son las responsabilidades de cada profesión u oficio. Pero también es necesario que los adultos demostremos que nos creemos esos valores en la vida cotidiana porque, si no, los jóvenes se acostumbran a que hay que decir unas cosas y hacer otras. En esto tienen un papel esencial los medios de comunicación, que podrían convertir en noticia los buenos acontecimientos en vez de multiplicar los malos.
Entrevista realizada por Mar Gómez (La Opinión) el viernes 27 de enero de 2012.