Por Begoña Sánchez Ramos
En muchas ocasiones nos preguntamos las personas que trabajamos en el mundo empresarial, ¿cómo podemos actuar éticamente en lo concreto? Unos piensan que existe una contradicción entre el comportamiento ético y el requerimiento de obtener beneficios empresariales, este grupo de personas entienden que hay una incompatibilidad entre ambos objetivos, que es imposible decir la verdad, actuar con lealtad y transparencia y conseguir unos resultados económicos aceptables. En contraposición se ha acuñado la afirmación “ser ético en la empresa es rentable” y esto es verdad sobre todo en el largo plazo, pero no por ello debemos confundir esta afirmación y entenderla como un permiso para justificar que, si no fuera rentable, no tendríamos porque comportarnos éticamente.
Personalmente al reflexionar sobre este tema y plantearme la pregunta ¿cómo se puede actuar éticamente en lo concreto del mundo empresarial? Mi respuesta como profesional con 30 años de experiencia y 20 dirigiendo mi propia empresa es una y otra vez la misma. Entender que la empresa no es más que el conjunto de personas alineadas a un proyecto y la razón de ser de ésta, en último término, no es otra que ser un factor de crecimiento de las personas, cada una desde el papel que desempeñan, como accionista, empleado, proveedor, cliente…, ya que el ser humano es por una parte motor de la empresa y por otra parte se beneficia de la misma.
Por ello la empresa es buena para la sociedad, no solo como un factor de bienestar económico y estabilidad social sino como un medio de desarrollo para cada persona, contribuyendo de este modo al bien común, es decir al bien de ser humano, considerando a éste de manera íntegra y no solo como recurso productivo, ni como consumidor…, sino como un ser que puede crecer y perfeccionarse a través de su inteligencia, voluntad y libertad.
Como las empresas están formadas por personas, una empresa será ética en la medida en que cada uno de estos “motores” actúen éticamente, sencillamente actúen en virtud, que aterrizándolo en lo cotidiano es, entre otras, cosas cumplir con los compromisos, servir a la calidad, guardar los secretos profesionales, ser generoso, ser humilde y por supuesto ser transparente y veraz.
Por ello podemos afirmar que la ética en la empresa es el suelo sobre el que caminar y no una cima que alcanzar, pero esto requiere, además de una cultura a favor de las empresas, personas que nos lo creamos, que sepamos que trabajamos para personas y con personas.
Socio – fundador Grupo Alta Eficacia
1 comentarios
Estoy plenamente de acuerdo con lo que escribes. El cortoplacismo en ética, como en otros factores de la empresa, al final crea pobreza. Si en la venta de cualquier producto es importante conocer lo que se vende, el conocer cómo se comporta el ser humano y cómo está constituido, redunda en su propio beneficio primero y, después , en su entorno, en este caso en la empresa.
Uno de los grandes problemas de nuestra crisis actual es la falta de ética que han utilizado políticos y algunos empresarios,seguramente demasiados. En fin que en el campo motivacional, tan importante en la empresa y la productividad, es difícil mantenerlo a la larga por sólo los incentivos (motivaciones de Maslow); el ser humano entiende de otros valores y le llenan más plenamente. Eso sí cuestan al principio.