19 de setiembre de 2015 – Hace un par de meses, en un encuentro con inversores, el director de Triodos Bank, Mikel García-Prieto, hablaba en tono sombrío de los efectos de la crisis. “Hay razones para el optimismo. Pero también hay un avance importante del espíritu del miedo, del espíritu del ego por encima del espíritu colaborativo”. Reflexionaba sobre la banalización. “Hoy en día nos encontramos con que todas las empresas son sostenibles. Se está dejando bastante vacío el concepto. Es nuestra responsabilidad dar o no crédito a estos mensajes”.
Efectivamente, solo los consumidores pueden distinguir entre banca más o menos comprometida socialmente, porque no hay ninguna certificación, ningún código o método de supervisión que diferencie el comportamiento más o menos ético de los bancos de forma independiente, más allá de lo que cada uno quiera contar.
Sin embargo Triodos, fundado en 1980 en Holanda y que llegó hace diez años en España, parece haber enfocado bien el mensaje: sus clientes, 200.000, crecen a un ritmo del 20% y ofrece más de 4.000 millones en créditos. En los últimos cuatro años, con una tasa de paro en el país disparada, ha duplicado la captación de depósitos (de poco más de 3.000 millones en 2010 a 6.289 millones de euros en 2014). Eso le da pie para seguir creciendo y ampliando sus servicios y estructura, que ahora sólo se compone de 20 oficinas.
Triodos forma parte de la Global Alliance for Banking on Values (GABV), una organización de 25 bancos que trabajan en 24 países y cuya actividad se inspira en los principios de las finanzas éticas. En esa organización figura la italiana Banca Popolare, una entidad de base cristiana que en España operaba con Fiare como agente de sus productos desde 2005. En octubre del año pasado Fiare se integró por completo en el banco italiano y está a punto de cerrar su primer año de operaciones.
Supervisión
La llamada banca ética no termina en Fiare y Triodos, ambos sometidos a la supervisión del Banco de España. Una decena larga de cooperativas que no son bancos financian proyectos de la llamada economía social, como Coop57, Oikocredit, Ideas o Banco Jak, que lleva a gala no ofrecer intereses.
“Un ciudadano puede diferenciar dónde va su dinero. Tiene más que ver con el sentido común, es relativamente sencillo, no creo que haga falta una certificación externa”, defiende al otro lado del teléfono el director de Triodos, García-Prieto. “El elemento clave es que somos una institución financiera para construir una sociedad más responsable. Igual que en 70 surgió movimiento de sostenibilidad, poco a poco esa sostenibilidad se ha ido incorporando a la sociedad”.
Joan Fontrodona, director del departamento de ética del IESE, reflexiona sobre el papel de este modelo de negocio: “¿Funciona? ¿nos fiamos? La experiencia dice que se trata de organizaciones formadas por gente seria, profesional. Lo que las diferencia es que introducen ese elemento de ética”. Un fenómeno que aumenta a medida que crece la sensibilidad social hacia los problemas. “No deja de ser un negocio, un nicho de mercado que cualquiera con una pura visión de negocio aprovecharía”, puntualiza.
Triodos ha multiplicado por dos los depósitos de clientes en cuatro años
Triodos defiende hacer un uso responsable del dinero que gestiona: no financia actividades como la industria peletera, las apuestas, la pornografía, las armas o el tabaco. Tampoco da préstamos a empresas condenadas por corrupción, soborno o lavado de dinero, ni a las que experimentan con animales, ni a las que violen la legislación laboral, algo que a priori parece muy difícil de controlar. Con esas condiciones necesitan un departamento de riesgos gitantesco: “Es un departamento singular, no solo está formado por analistas al uso, sino por especialistas sectoriales”, aclara el director. Han tenido más de un tropiezo. Hace poco financiaron un proyecto de homeopatía que irritó a muchos clientes. También han ofrecido productos difíciles de entender y se les acusa de que su inspirador, Rudolf Steiner (1861-1925) sea el fundador de la antroposofía, una corriente de pensamiento con claroscuros.
En cualquier caso saben que serán objeto de un análisis mucho más exhaustivo que el que se aplica a la banca convencional, la misma que tiene cuentas en paraísos fiscales o invierte en energías fósiles. “El hecho de que contemos todo lo que hacemos puede gustar más o menos. Pero nuestra propuesta es esa, la de la transparencia”, zanja el director de Triodos. Últimamente han ampliado su presencia en España con más sucursales y han mejorado su cartera de productos, como una hipoteca que vincula una parte del interés variable a la certificación energética de la vivienda (a mejor certificación, menor interés). Han aumentado la financiación a sectores como la edificación sostenible, la agricultura ecológica o el cine. Las últimas dos películas ganadoras de los Goya obtuvieron préstamos de Triodos. No han ejecutado ningún desahucio y aseguran que su ratio de morosidad se mantiene en el 8,2%, en niveles inferiores a la media del sector. Sin embargo en su web no informan de las condiciones de su financiación a empresas, ya sean préstamos, avales, líneas de crédito o anticipo de subvenciones.
Mucho más pequeño es el proyecto de Fiare, con 11 trabajadores y 4.500 clientes en España. Gestiona un ahorro de 54 millones de euros y ha concedido préstamos por 13,3 millones. No ofrece datos segregados de su actividad en el país y apenas informa de sus productos en la web. Juan Garibi, su director, lo explica porque acaban de integrarse plenamente en la Banca Popolare. “Nuestro objetivo es poner en marcha los servicios básicos. El siguiente paso es abrir esos servicios al público a través de la venta de cuentas corrientes por Internet. Incrementar oferta de servicios como si fuesen capas de una cebolla: permitir el cobro de pensiones y el pago de cotizaciones de la Seguridad Social, ofrecer TPV para venta de entradas, libros… empezar el análisis de otros productos con los que contamos en Italia, como hipotecas o fondos de inversión éticos”.
Sobre su base católica, puntualiza que defienden los valores de la doctrina social de la iglesia, como la solidaridad. “Entre los socios hay congregaciones, u organizaciones como Cáritas, que han llegado a través de una dinámica de reflexión sobre lo que ha ocurrido en esta crisis. Aunque objetivamente no tenemos ningún vínculo con la Conferencia Episcopal”. Garibi, como el director de Triodos, también piensa que el crecimiento de la banca ética no ha hecho más que empezar. Pero con una economía en remontada ¿se olvidarán los ciudadanos de apoyar iniciativas sociales? “En España diez millones de personas contribuyen a ONG y al consumo responsable. Tenemos mucho recorrido”, sostiene García-Prieto.
Publicado en El País