Lo prometido es deuda. Anuncié en mi post anterior (verlo aquí) un análisis un poco más profundo de la limitación del sueldo de los banqueros en entidades que reciban ayudas públicas. Y aquí va.
¿Por qué gana tanto una estrella del fútbol, o de la música? Porque genera rentas, una especie de beneficios extraordinarios. Supongamos un equipo mediocre que contrata a un jugador que resulta ser una estrella. Grandes partidos, goleadas, trofeos: los aficionados quieren ir al campo a verlo; las cadenas de televisión quieren conectarse con el club para atraer audiencias y publicidad,… Todo esto aumenta considerablemente los ingresos del club: eso son las rentas generadas. Aparentemente, no parece que sus costes hayan aumentado: ha sustituido 90 minutos de un jugador malo por 90 de la estrella. Pero, claro, el jugador sabe que es él el que atrae a los hinchas y a las televisiones, y pide que se le pague una parte considerable de esas rentas. La opinión pública no lo ve con malos ojos, porque ese hombre ha revolucionado el fútbol, ¿no? Y los demás jugadores se llevarán, probablemente, un pellizco de las rentas ganadas por la estrella, aunque solo sea porque, si no le dan juego, la estrella no se puede lucir.
En un banco puede ocurrir algo parecido. Quizás ha contratado a un directivo estrella, que es capaz de obtener beneficios extraordinarios, y, como el futbolista, exige que se le suba la remuneración; si no, se marchará. Y como hay otros bancos deseosos de contratarlo, obtiene lo que pedía. Claro que ahora la opinión pública no aplaude con el mismo entusiasmo ese elevado sueldo. Porque, claro, yo voy al estadio a ver a mi ídolo, pero no llevo mi cuenta al banco porque el director general sea un crack. Además, las rentas generadas pueden no deberse al directivo, sino a otros factores: una competencia reducida, una regulación que favorece al banco, una ventaja geográfica,… El directivo sabe cómo se crean esas rentas, y se las puede apropiar mediante presiones para tener un sueldo más alto. El problema es que los accionistas, que son los perjudicados por los altos sueldos del directivo, no saben con certeza si él crea las rentas o solo se las apropia, y prefieren subirle el sueldo porque, si no lo hacen y el directivo se marcha, las acciones pueden caer en bolsa, si el mercado piensa que han perdido al directivo estrella, que llevó a la entidad a unos beneficios extraordinarios.
Supongamos ahora que el club de fútbol tiene dificultades financieras, a pesar del jugador estrella. Aparece un socio salvador, que aporta el dinero necesario para que el club continúe. Pero, claro, lo que él quiere es que el club vuelva pronto a los beneficios, para lo cual debe aumentar los ingresos, cosa nada fácil, o reducir los costes. Y una manera para conseguir esto es pedir o exigir al jugador estrella que reduzca sus demandas económicas, lo que será más fácil si la gran mayoría de los clubs tienen problemas económicos y no pueden pagar las astronómicas fichas que pide el jugador excepcional. Mira por donde la moderación del sueldo del futbolista puede tener sentido para el salvador del club.
Pues me parece que en los bancos con ayudas públicas puede pasar algo parecido. El Frob, o el Fondo de Garantía de Depósitos, entra como salvador del banco. Lo que le interesa es que desaparezcan los números rojos cuanto antes. Y una partida que le llama la atención (aunque no será, probablemente, muy elevada) es la de los sueldos de los consejeros y directivos. De modo que les exige que lo recorten. Quizás los resultados económicos sean poco importantes, pero tiene una función de ejemplaridad que facilitará, por ejemplo, la moderación de otros gastos.
Moraleja: el alto sueldo de los directivos no forma parte de los costes económicos del banco (sí de los costes contables); se debe a unos elevados ingresos que ellos desvían hacia sí mismos, en lugar de hacia los accionistas. Un recorte en las rentas que se apropiaban los directivos no reduce los costes económicos del banco (pero sí los costes contables), pero deja en la entidad las rentas generadas, que ahora se pueden apropiar las autoridades que contribuyen al salvamento del banco.
Si esto es así, la limitación de remuneraciones tiene lógica. Otra cosa es que sea adecuada, suficiente y justa, y que no produzca efectos negativos por otras vías.