Por Carlos M.Moreno
Hace ya un tiempo leí un libro de tamaño pequeño, breve, si queréis-, que generó polémica, de título contundente -“Sobre la verdad”- escrito por Harry G. Frankfurt. Por defecto profesional, trasladé la cuestión de la verdad al modelo de empresa que me parece, hoy en día, más retador porque sitúa a los profesionales en el ‘verdadero’ core de las organizaciones: el modelo de empresa antropológico.
La antropología ahonda en los fundamentos de la persona. En relación a la empresa y las personas existe, también, una manera de entender, de ver –visión- a la persona, de concretar –en una empresa específica y en un contexto determinado- qué se entiende por persona. Hay búsqueda y selección de “personal”. Estoy convencido que las empresas que hagan una apuesta decidida por su gente –implícita o explícitamente- piensan con detenimiento e intentan implementar un modelo de gestión antropológico. Las llamo empresas antropológicas. Su reto es concretar qué entienden por este modelo de gestión antropológico y, sobre todo cómo se implementa, con eficacia, en su práctica diaria. Cada empresa tiene un modelo de gestión “humano”: una manera de hacer con y desde las personas. El modelo antropológico se focaliza en el sedimento de la persona, en sus raíces y en procurar su pleno desarrollo en la empresa. Apuesta por el mejoramiento humano de sus profesionales. Donde humano priva sobre recursos y se concreta en el quehacer diario. Hace referencia a “la verdad” como empresa en la realidad de cada día. Perdonadme, “no es moco de pavo”. Como señala Frankfurt, “pienso que, en muchas ocasiones, la verdad posee una gran utilidad práctica”. Y me pregunto, ¿por qué no gestionar la empresa teniendo en cuenta la antropología? Es una posibilidad –no exenta de dificultades- a considerar, sin duda, entre otras, ¿no os parece? Quizás, ande equivocado pero aunar empresa y antropología me parece todo un desafío.
Profesor de la Universitat Ramon Llull