La relación entre empresas e instituciones fue el tema debatido ayer en el XXI Seminario ÉTNOR de Ética Económica y Empresarial en Valencia. Para ello contamos con el Catedrático de Economía Javier Quesada, cuya tesis básica fue “que la relación entre empresas e instituciones es importante y va a serlo más en el futuro”.
Para desarrollar esta tesis, Quesada expuso varias razones que han hecho evolucionar esta relación, y que lo hará más en el futuro. La principal de ellas es el hecho de que “la empresa no tiene más remedio que entenderse con las instituciones que regulan su entorno”, que le proporcionan un marco para operar. Un marco que, según el ponente, “no ha sido del todo favorable que debiera en el pasado”.
Sin embargo, Francisco Álvarez, economista del IVIE, que acompañaba al ponente en la mesa, destacó que “estamos sufriendo las consecuencias de no haber hecho el suficiente caso a ese marco general”.
Para Quesada, la frontera entre empresa e instituciones no sólo está cambiando, sino que “cada vez va a ser más rentable y eficiente colaborar, y esto no es fruto del deseo sino de la necesidad de ambas de tener que relacionarse la una con la otra”. Quesada habló de relación, de contrato, pero no de cooperación. Y es que, según el ponente, “ni empresa sin instituciones, ni instituciones sin empresa”. “Ninguna tendría viabilidad por sí sola, y tampoco es deseable”.
La crisis es un ejemplo palpable de esta necesaria relación, y la complejidad cada vez mayor de las empresas la hace cada vez más importante. Como no podía ser de otra manera, en plena nacionalización de Bankia, Quesada la utilizó como ejemplo. “¿Qué es un banco?” -Preguntaba a los asistentes- Pues una empresa privada. Pero, ¿Qué es un banco tan grande y complejo como Bankia? Pues parece ser, por los acontecimientos ocurridos en los últimos días, que ha pasado a ser una cuestión de interés general”. Las fronteras de lo privado se diluyen y se hace necesario que las instituciones intervengan.
Por último, Quesada aludió al retraso de España en esta colaboración público-privado respecto a otros países. “Los intangibles de la empresa, que cada vez van cobrando más peso en el balance general, al fin y al cabo vienen de las instituciones educativas e investigadoras”, afirmaba el ponente. “Y en España no estamos a la altura para responder a retos de áreas como la Biomedicina u otros servicios avanzados, que necesitan de empresas de primer nivel, que pasan por relacionarse con instituciones de primer nivel para establecer sinergias. Nos faltan en número y en capacidades estas empresas”.
En conclusión, para Quesada “las empresas pueden aportar el sentido de la eficiencia, la aceptación de las reglas del mercado, la transparencia y la rendición de cuentas. Las instituciones, por su parte, el sentido del interés general, dividendo social, y una gobernanza basada en los stakeholders. Es una relación, en definitiva, de beneficio mutuo”.
Sin embargo, quedan dudas por resolver ante este modelo planteado. Dudas que afloraron en el coloquio, cómo ¿Qué papel juega la sociedad en este modelo? ¿Dónde quedan los ciudadanos y las instituciones no económicas? O cómo planteó Adela Cortina, moderadora del coloquio y Catedrática de Ética, si el entorno no era favorable a las empresas, por excesiva regulación, etc. ¿Qué nos ha pasado? ¿Son garantías reales, o sólo mera burocracia, papeleo para nada? ¿Qué ha hecho el Banco de España y otras instituciones? ¿Qué ha hecho todo el mundo? Dudas que quedaron sin resolverse.