Por Dr. Rafael Cejudo, coordinador del grado en Gestión Cultural de la Universidad de Córdoba.
En la versión de C. Felber, la Economía del Bien Común (EBC) es la RSE popularizada, es el Triple Balance sacado a la calle. Desde el punto de vista teórico no creo que haya grandes innovaciones (aunque sí alguna novedad que más adelante diré); lo llamativo es el estilo y el tono, y eso debe suponer una llamada de atención para los que nos dedicamos profesionalmente, desde la Academia o la Empresa, a la RSE.
A raíz de la crisis económica y financiera, que por tanto también es crisis social, las palabras de Carlyle sobre esa ciencia que busca el secreto del universo en la oferta y la demanda sintonizan con el sentimiento popular: la economía se ha convertido en una ciencia sombría, desolada, deprimente; es una actividad por la hay que pedir disculpas, tal como rezaba el título del librito de Florence Noiville de 2009. Pero Felber ilusiona, y con ello convence, presentando la economía como una “gaya ciencia” llamada a reconciliar la felicidad privada con el bienestar público. Por ejemplo, en la conferencia que impartió en el Rectorado de la Universidad de Córdoba comenzó comparando los arabescos que decoraban la sala con la belleza (sí, con la belleza), que podemos reencontrar en la economía.
Desde su fundación hace un año y medio, he participado en el Campo de Energía de mi ciudad (así llaman a las asociaciones locales de la EBC), y lo hago en parte por ilusión ciudadana y en parte por interés intelectual. A partir de esta experiencia personal quiero sugerir varias novedades de la EBC que explicarían su poder de convocatoria. En primer lugar, Felber parte de un sentimiento de insatisfacción, bastante común, con la marcha general de la economía o más exactamente con la cultura implícita en el sistema económico de la globalización: aunque hace ya años que rebajamos nuestras expectativas sustituyendo progreso por sostenibilidad, parece que tampoco esto último será posible si seguimos como hasta ahora. Y la RSE convencional no consigue convencer de lo contrario.
En segundo lugar, el concepto de RSE surgió en los departamentos universitarios y de allí pasó a las escuelas de negocios, y de allí a las grandes empresas y todavía apenas llegó a emprendedores y pymes. Desde el punto de vista histórico, se trata de una progresión vertical y de arriba a abajo: desde los “sabios” a los empresarios pasando por profesionales y practitioners. Por el contrario, la EBC se basa en relaciones diferentes y protagonismos sociales nuevos, al igual que las otras o nuevaseconomías (la economía colaborativa, la economía circular, la verde, la azul…), y que en gran medida son movimientos sociales. No han surgido desde la Academia o la Empresa sino desde la iniciativa y la indignación ciudadana (Felber, p. ej., es bailarín de profesión). Frente a la verticalidad y el sentido descendente, yo advierto en la EBC lo contrario: el recurso al asociacionismo y al voluntariado dentro del difuso sector de la economía social. Tal como se proclamó en el Foro Global Nesi (Nueva Economía, Sociedad e Innovación Social) celebrado en Málaga en 2016, el objetivo es la sostenibilidad y el método la colaboración. Pero estos movimientos pueden tener más recorrido que el de una mera protesta porque en su seno también hay emprendedores sociales (y algunos convencionales), pequeños empresarios, funcionarios, técnicos, profesionales liberales, así como gentes con inquietud y trayectoria política.
En tercer lugar, y ya desde un punto de vista sistemático, la RSE es una respuesta a presiones o preocupaciones externas, de modo que en el origen mismo del concepto de stakeholder está la amenaza foránea a la supervivencia o al éxito de la empresa. Por el contrario en la EBC los distintos agentes no se conciben como grupos de interés (de interés para la empresa), o diciendo algo que me parece obvio, la EBC no es un discurso del management. Como en el caso de las demás otras economías, la EBC es posibilista porque de un modo u otro sabe que para ganar escala hay que ganarse a las administraciones. En el caso que nos ocupa, los ayuntamientos tienen una función destacada. En general, iniciativas sociales o buenas prácticas de las administraciones (léase contratación pública responsable o agendas locales de desarrollo) son bienvenidas como pasos hacia el objetivo deseado. Lo que quiero aquí destacar es que frente al protagonismo de la Alta Dirección en la RSE, en los Campos de Energía se sientan emprendedores sociales (muchos), desempleados (muchos), miembros de administraciones locales o autonómicas (algunos) y académicos (pocos).
Y casi por último, la EBC es extremadamente ambiciosa… por demasiado simple. Como se concentra solo en el futuro, no mira al pasado. Si lo hiciera tendría que detenerse en interminables discusiones teóricas sobre la función de las empresas, la naturaleza del bien común, la legitimidad social de los impuestos, la eficiencia del sistema de precios, la legitimidad de la libertad de empresa, las teorías de la justicia social, las dificultades del reporting ético, etc., etc. Pero no lo hace, y afirma cándidamente que las empresas obtendrán más o menos remuneración según los resultados de su Balance del Bien Común, el cual reflejará de manera objetiva la contribución al bien social repercutiendo en los precios vía etiquetado. En el futuro, este reporting y sus implicaciones fiscales para las empresas serán obligatorios. Pero el futuro no ha llegado así que mientras tanto…
Mientras tanto, por mi parte, creo que debo reflexionar sobre las debilidades de la EBC y advertir de ellas a mis alumnos o a mis compañeros del Campo de Energía. De todas formas estos últimos no necesitan demasiado mis advertencias porque, unos más y otros menos, también se dan cuenta de tales debilidades. Pero comparten conmigo la oportunidad de la exhortación al bien común, la urgencia de reivindicar la ética en la economía. Cada nuevo curso hago más hincapié, dentro de mi asignatura de Ética y RSC, en que dentro de la Ética caben, junto a la RSC, muchas cosas interesantes (emprendimiento social, banca ética, …EBC).
1 comentarios
Genial Rafael,
llevo ya 5 años en la EBC y no podría haberlo resumido mejor. La EBC es una carrera de fondo, quien quiera cambiar las cosas rápidamente se ahogará en el camino. Como dice aquella máxima, lo importante no es el destino, sino el camino. Yo añadiría, que lo importante es DISFRUTAR el camino y eso es lo que llevo haciéndo todos éstos años.
Gracias “compa”
Javier GS