Por Manuel Guillén
Muchas veces me he preguntado qué podemos enseñar los profesores de Ética Empresarial. ¿Se puede enseñar la ética? La primera respuesta que viene a la mente es que no, en sentido estricto, la ética no se puede enseñar, la ética se puede aprender.
Aprender Ética Empresarial es aprender a obrar bien en el ámbito de las organizaciones empresariales, pero esto no se impone. Es evidente, la ética, el obrar bien, no se puede imponer. Y esto es lo más apasionante de ser profesor de Ética Empresarial. Nuestra misión no es imponer sino exponer; no es vencer sino convencer; no es adoctrinar sino ilustrar; no es demostrar sino mostrar; no es aleccionar sino desvelar, y esto requiere buenas dosis de humildad, no podemos hacer más. Lo nuestro es eso, descubrir ante los ojos de nuestros estudiantes que en el mundo de la empresa no todo se reduce a la eficiencia y la eficacia. Que la ética, la tercera ‘e’, ha sido la gran olvidada en la Economía y la Dirección de Empresas.
Enseñar Ética Empresarial es en realidad desvelar, alumbrar, dar luz acerca de una dimensión de la realidad humana que siempre ha estado ahí. Si queremos que nuestros estudiantes aprendan ética, que adquieran criterio y virtudes morales para obrar bien en sus empresas, lo mejor que podemos hacer es decirles la verdad. Que la excelencia empresarial pasa por la excelencia humana. Que la tarea es ardua, pero vale la pena. Que nuestra misión es recordarlo, nuestro compromiso respetar su libertad y nuestra alegría verles mejorar.
Manuel Guillén
Secretario de Eben-España