José Luis Fernández Fernández
Atribuyen a James Carville, estratega de la campaña electoral de Clinton en 1992, lo que ha pasado ya a ser una especie de mantra de la política. Con las encuestas claramente favorables al presidente Bush (padre), debido a sus éxitos en política exterior, Carville aconsejaba a los demócratas enfocar los mensajes en asuntos más cotidianos, en cuestiones relacionadas con la realidad inmediata del ciudadano. Y por modo de consignilla-síntesis formuló, de aquella, el famoso mensaje: “The economy, stupid!”
Líbreme Dios a mí de insultar a nadie motejándolo de estúpido. Pero, como el eslogan hubo de hacer fortuna y ha venido luego aplicándose a muchos otros ámbitos de la realidad, cada vez que alguien quiere apuntar al meollo de lo que sea, no me resisto a la variación sobre el tema, articulando mi particular versión desde la contundencia del “Es la ética… es la ética”, que da título a estas líneas.
Los profetas de calamidades tienen, ciertamente, muy fundadas razones para poner el grito en el cielo. Y es verdad: desde la princesa altiva, a la que pesca en ruin barca, por aquí -quien más, quien menos-, debería hacérselo mirar…
Permítanme, sin embargo, por caridad, que les ahorre la lista de los casos de corrupción; el catálogo de la desvergüenza nacional; el elenco de los despropósitos agresores del bien común… De sobra los conocemos y, además, ni merece la pena recrearse en la suerte ni, por supuesto, regodearse en el fango.
Salir, vamos a salir. Sólo faltaba… Superaremos, a buen seguro, la coyuntura. Lo que no se sabe es cuándo –¡tantas veces anunciaron brotes verdes!… Y lo que tampoco está muy claro es cómo se vaya a producir dicha ventura: si a medias, meramente en lo económico y con el respiro –¡uff!- momentáneo; o si de veras. Es decir, en lo social, en lo político, en lo institucional… con horizontes de futuro y perspectivas de ilusión, de convivencia y de progreso para todos…
Nuestro XXI Congreso, los días 19 y 20 de junio próximo en la Universidad Pontificia Comillas de Madrid, será sin duda ocasión de pregonarlo claro y alto: Si buscamos tener pan hoy y entusiasmo mañana, tendríamos que ir a la raíz de la cosa. Y entonces, no cabe otra: Es la ética… es la ética ¡Cómo no iba a ser la ética!
José Luis Fernández Fernández
Director de la Cátedra de Ética Económica y Empresarial
Universidad Pontificia Comillas