19 de mayo de 2014 – Los hombres son más indulgentes con las normas éticas que las mujeres, menos comprometidas con su ética personal. Es la conclusión que extrajo la profesora de la Escuela de Negocios UC Berkeley-Hass, Laura Kray, analizando a sus estudiantes de MBA. Un debate que abordó en la Rádio Pública Nacional de EEUU y que puede significar un reto para aquellas compañías que trabajan en materia de sostenibilidad, informa The Guardian. A partir de aquí, el diario ha analizado las diferencias de género en la toma de decisiones éticas, junto con uno de los fundadores de Bainbridge Graduate Institute (Washington), Jill Bamburg.
Según Kray, los hombres y las mujeres necesitan diferentes “tipos de apoyo” para ser motivados a seguir sus principios. Mientras que los hombres aplican sus estándares éticos de manera “egocéntrica” y por cuestiones de negocio, las mujeres ven las decisiones éticas como una cuestión “más allá del negocio”, informa The Guardian. Kray añade que para los hombres, tomar decisiones éticas, les hace sentir seguros y las mujeres creen en la posibilidad de cambiar colectivamente las cosas. Por su parte, Bamburg en declaraciones a The Guardian, habla de formación y destaca la necesidad de dar soporte a los estudiantes de las escuelas de negocio en esta materia, “para llevar una vida basada en principios y para usar el negocio como un vehículo para aquello que ellos quieren hacer y donde quieren generar algún impacto”. Una visión que se opone lo que normalmente se enseña en las escuelas de negocios de maximizar el valor de los stakeholders como objetivo principal. “No puedes jugar en un juego que pone en compromiso tu moral”, asegura. En una presentación de TEDx en 2013, Bamburg explicó que maximizar beneficios significa disminuir el foco en los ciudadanos y el planeta.
El estudio “Male pragmatism in negociators’ethical reasoning” destaca que, a partir de 4 análisis diferentes, los hombres, más que las mujeres, están motivados a establecer estándares éticos en las negociaciones comerciales. Sin embargo, una menor inclusión de estándares éticos en las negociaciones por parte de los hombres responde a su deseo de “demostrar su masculinidad”, un pensamiento anticuado que, según Kray, debe ser eliminado. Por otra parte, Kray destaca que a mayor edad, más ética: “La edad y la experiencia suele llevar a las personas a sentirse más cómodas consigo mismas y, por lo tanto, menos propensas a prejuicios éticos”.
Publicado en Compromiso RSE