Por Domènec Melé
La International Society for Business and Economic Ethics (ISBEE) ha celebrado su 6º congreso mundial en Shanghai (13-16 de julio), en el que he tenido oportunidad de participar. Aunque se trataron una gran variedad de temas, el más central ha sido la dimensión ética y social de la innovación. Recojo aquí algunas ideas que me han parecido interesantes junto con algunas reflexiones personales.
En sentido amplio, la innovación se aplica a productos, servicios y procesos, cuyoprotagonista indiscutible es la tecnología que introduce cambios, a veces radicales. También encontramos innovación en conceptos, algunos de ellos muy exitosos como “sostenibilidad”, “microcrédito” y “economía colaborativa”.
A primera vista, la innovación parece éticamente indiferente y su valoración moral se relacionaría únicamente con su uso. Las redes sociales y los mensajes de WhatsApp y similares pueden facilitar tanto la relación familiar como la captación de terroristas. Internet propicia tanto la búsqueda de información como la dispersión, o incluso la superficialidad. Es cierto que el usuario tiene su responsabilidad, pero también es cierto que la innovación tiene consecuencias, con frecuencia importantes, para la vida de las personas y de las comunidades. Bastaría pensar en las tabletas o los móviles inteligentes que permiten una interconexión hace pocos años impensables o el impacto de las redes sociales de multitud de personas.
Innovación: de la tecnología al impacto en las personas
Ha quedado claro que la innovación no es algo puramente técnico o económico sino que tiene también un gran contenido ético y social. La innovación puede contribuir a lacreación o destrucción de puestos de trabajo, a la lucha contra el crimen o la invasión de la privacidad, a la curación de enfermedades hereditarias o a la fabricación de genomas sintéticos. Se relaciona con la educación, con el dialogo interpersonal, la democracia participativas y nuevas formas de economía muy innovadoras.
Es necesaria una innovación responsable. Sin embargo, no siempre es fácil. Estamos en una era de complejidad y de disrupción que exigen una cuidadosa evaluación especialmente en relación con las consecuencias positivas y negativas asociadas.
Se impone pues una innovación responsable. Sin embargo, no siempre es fácil. Estamos en una era de complejidad y de disrupción (innovación radical) que exigen una cuidadosa evaluación especialmente en relación con las consecuencias positivas y negativas asociadas. Tales consecuencias no siempre son fáciles de prever, pero es necesario intentarlo y, en todo caso, convendrá seguir cada innovación para analizar lo que lleva consigo. A partir de aquí se requerirá creatividad para humanizar las innovaciones.
Lo nuevo no es sinónimo de bueno, aunque sea más efectivo en algún aspecto. Podría ponerse como ejemplo ciertas armas letales que eliminan vidas humanas sin consideración alguna. De aquí la importancia de innovar considerando el propósito (purpose-driven innovation) incluyendo las posibles consecuencias para la personas y su desarrollo integral.
La innovación genera retos para los estudiosos de la ética empresarial ya que plantea situaciones nuevas. La reflexión ética ha de empezar con conocer bien el fenómeno. Es lo que ocurrió con los nuevos instrumentos financieros en los siglo XV y XVI o con la denomina “cuestión obrera” tras la Revolución industrial. Se precisa aquí un seriotrabajo interdisciplinar para la comprensión del fenómeno. La psicología y la sociología proporcionarán datos empíricos y la historia la memoria del pasado como referencia.La reflexión moral ha de tener en cuenta los datos empíricos ponderando el bien de las personas a la luz de las virtudes que contribuyen a su florecimiento.
Evitar abusos y adicciones
Es justamente las virtudes y el florecimiento humano lo permanente ante la innovación. No hay que innovar en virtudes, ya que son inherentes a la condición humana, pero es necesario vivirlas en otros contextos. Conideremos, por ejemplo, la virtud de la moderación o templanza que ayuda a evitar un uso abusivo de objetos atractivos que pueden llegar incluso a adicciones se refería en el pasado a aspectos como el abuso en la comida, en la bebida, el desenfreno social y la adicción al juego. Hoy existen nuevos a atractivos que es necesario moderar. Se requiere templanza ante los videojuegos, la pornografía que se ha potenciado con las nuevas tecnologías y ante el uso inmoderado de redes sociales que causan dispersión e impiden dedicarse a otras tareas más importantes.
Aun habiendo valores humanos, y por tanto comunes, y principios éticos fundamentales es necesario el discernimiento moral en cada contexto local, internacional y global. Es necesario diálogo y apertura sin pretender resolver todo con valores nacionales ni aplicando principios universales sin considerar las circunstancias concretas y el contexto cultural. Lo primero sería relativismo cultural; lo segundo una rigidez extrema falta de sabiduría práctica. Sin anular principios, normas y virtudes fundamentales hemos de aprender a aplicarlos en la innovación. De la reflexión ética han de surgir conclusiones que permitan un debate social informado.
Por último, pero no menos importante, la ética no sólo evalúa, sino que empuja a hacer el bien, y de este modo, tiene con un papel proactivo en la innovación. La motivación moral lleva a la “imaginación moral”. Así, pensando en un mundo mejor, en aliviar la pobreza o en dar empleo a discapacitados han surgido innovadores empresas sociales.
En resumen, la ética aporta criterios de evaluación, señala modos de humanizar la innovación y fomenta la imaginación moral para una innovación al servicio de las personas y sus necesidades.