18 de noviembre, 2019. – Son urgentes la transparencia y la rendición de cuentas de las empresas, pero más urgente aún es hacerlo fuera de la dictadura de lo monetario para cambiar los criterios de establecimiento de valor en el reino de lo económico. En esa lectura crítica de la Responsabilidad Social de las Organizaciones (RSO), y atendiendo a la necesidad de generar un movimiento destituyente con el capitalismo, se ubican los balances y auditorías sociales de REAS Red de Redes.
El lema Enseña el corazón apunta directamente a un requisito imprescindible para hacer cambiar de rumbo el sistema económico que nos rodea: la transparencia y la rendición de cuentas de todos los agentes económicos.
Esta preocupación no es nueva y tiene su eclosión en la segunda mitad del siglo XX, con a la aparición de la llamada Responsabilidad Social de las Organizaciones (RSO). Lo que sí es nuevo es la dimensión y la urgencia de hacer cambiar el rumbo de las prácticas empresariales y socioeconómicas que marcan las tendencias de la economía. Son urgentes la transparencia y la rendición de cuentas, pero más urgente es hacerlo fuera de la dictadura de lo monetario para cambiar los criterios de establecimiento de valor en el reino de lo económico. Esto implica introducir nuevas métricas que asienten la toma de decisiones y la organización socioempresarial sobre unos valores realmente transformadores. La experiencia acumulada en el ámbito de la RSO, también indica que el establecimiento de compromisos voluntarios tiene un alcance muy limitado, y que es conveniente ir más allá, y vincular la rendición de cuentas a la pertenencia o capacidad de acceso a determinadas oportunidades económicas.
Es desde esta lectura crítica de la RSO, y atendiendo a la necesidad de generar un movimiento socioeconómico claramente destituyente con el capitalismo, que se ubican los Balances y Auditorías Sociales en el marco de REAS Red de Redes. Teniendo en cuenta las preconcepciones que se puedan tener, hablar de Economía Social y Solidaria (ESS) no quiere decir -solamente- hablar de entidades que trabajan en solidaridad con las personas excluidas de la sociedad. Hablar de Economía Social y Solidaria quiere decir -también, y mayormente- hacer empresa, en toda la diversidad de sectores de la economía, demostrando que es compatible tener un buen desempeño económico, con una estructura abierta a la participación de los y las trabajadoras, con condiciones laborales dignas, respeto por el medio ambiente y un compromiso firme con la transformación social. Desde el marco del ESS, y bajo la lógica de vincular la rendición de cuentas a determinadas ventajas económicas, se concibe la estrategia marco de construcción de mercados sociales: la creación de comunidades económicas el acceso a las cuales está regulado por los balances y auditorías sociales.
Los balances y auditorías sociales son herramienta de rendición de cuentas que nacen en el seno de la economía social y solidaria (ESS) con el objetivo inicial de servir a las organizaciones miembros de las distintas redes de REAS Red de Redes interesadas en hacer visibles sus prácticas y valores. Desde esta perspectiva, distintas redes de REAS inician un trabajo en paralelo para definir sus metodologías de rendición de cuentas, y en 2014 se establece la primera batería común de indicadores entre todos los territorios. Así pues, se define el cuerpo básico de indicadores que une a todas las redes del Estado y que, por lo tanto, unifica los criterios de definición de las prácticas de ESS. Por encima de estos indicadores comunes, cada territorio tiene su propio itinerario de balance/auditoría social en función de la realidad de su territorio. Como culminación de este proceso de confluencia territorial, en 2018, por primera vez, se recogen datos desde la misma plataforma tecnológica, la herramienta desarrollada por la Xarxa d’Economia Solidària de nombre Enseña el Corazón. Este avance permite tener todos los datos en una misma base de datos y en el mismo formato, de modo que agiliza mucho los procesos de recogida, agregación y explotación de datos.
Para resumir, podemos decir que estos son los objetivos de los Balances y Auditorías Sociales:
– Facilitar la gestión interna y el desarrollo de procesos de mejora continúa vinculados a los valores de la ESS.
– Permitir a las entidades de la ESS poner en valor y visibilizar los impactos positivos generados por su actividad.
– Incidir, no solo sobre la organización que hace el balance, sino sobre su cadena de valor, difundiendo el valor del balance/auditoría social a los diferentes grupos de interés.
– Potenciar la creación de dinámicas de intercooperación y colaboración entre organizaciones del mercado social, que contribuyan a alimentar círculos virtuosos de cooperación y crecimiento.
– Contribuir al análisis macroeconómico del mercado social y la ESS mediante la agregación de datos, identificando aquellos rasgos que la caracterizan, dando visibilidad y trazando los contornos de este movimiento en expansión.
Radiografía del sector
Como apuntamos en el último de los objetivos, la utilización de unos indicadores comunes a nivel estatal mediante un proceso estandarizado de recogida de datos, nos permite obtener una base de datos agregada. Esta agregación, a su vez, nos permite obtener indicadores agregados, segregables por sector, forma jurídica y territorio, para entender la estructura y funcionamiento del diverso tejido de la ESS.
En 2019 han reportado datos 530 organizaciones, donde predominan las cooperativas de trabajo (28%) y las asociaciones (26%). Los sectores con más presencia son el de la educación e investigación (20%), seguido del sector de salud y cuidados (13%), alimentación (12%) y vivienda y gestión del entorno (10%).
Si nos fijamos en la base social, vemos que aglutinan a 235.000 personas y generan 16.800 puestos de trabajo. Si desglosamos estos datos por sexo, vemos que, mientras el trabajo en la ESS está feminizado (63% mujeres), no hay una correspondencia de estos porcentajes en la base social (46% mujeres). Si nos fijamos en estos estándares de paridad para los espacios de toma de decisión vemos que en la aprobación de planes de trabajo y presupuestos el 52% eran mujeres, y los cargos societarios son ocupados en un 51% también por mujeres.
En este artículo no podemos entrar a todos los resultados –para ello podéis consultar el informe entero– pero sí que algunos de los aspectos más destacados:
– Entre todas las organizaciones generan 590 millones de ingresos, de los cuales el 28% son subvenciones
– La ratio salarial media entre las 530 organizaciones es de 1,5, y el 77% de las organizaciones hacen públicos los salarios a nivel interno.
– El 94% de las organizaciones contemplan criterios de consumo responsable a la hora de comprar un producto, y el 76% tienen prácticas de prevención de residuos y de ahorro y eficiencia energética.
– El 86% de las entidades mejoran las condiciones laborales establecidas por sus respectivos convenios de aplicación, y el 78% aplican medidas activas de promoción de la salud.
– Finalmente, el 7% de las compras se realizan dentro de los mercados sociales, y el 63% de las entidades son socias o clientes de las entidades de finanzas éticas.
Los Balances y Auditorías Sociales son herramientas vivas, que revisamos cada año desde la comisión de trabajo donde nos encontramos todas las redes territoriales. De este modo, cada red recoge las aportaciones de su base social, y propone nuevos indicadores, cambios en las preguntas, mejoras en la herramienta informática, etc., para hacer que la metodología se adecue a las necesidades de las organizaciones de base. Con todo, siempre habrá mejoras que hacer, y también las propias entidades de la economía social y solidaria tienen camino por recorrer en su proceso de mejora continua, pero lo importante, al final, es que estamos en la brecha.
Publicado por Eldiario.es
1 comentarios
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