Responsabilidad Social, Compliance y Buen Gobierno son conceptos que las empresas no pueden ignorar. El objetivo de este Programa Enfocado es ofrecer un marco que permita a las empresas llevar eficientemente a la práctica esas funciones. El enfoque será integrador: empezando por los órganos de gobierno y de dirección y bajando por la estructura de la empresa, tratará de desarrollar conjuntamente los contenidos exigidos por la ley, los que las empresas se imponen unas a otras, los que la sociedad les reclama y los que la propia organización se impone a sí misma, de modo que los participantes puedan identificar los retos que esto supone para sus organizaciones, diseñar las estructuras más eficientes y desarrollar una estrategia que aproveche las sinergias entre Responsabilidad Social y Cumplimiento regulatorio.
La Responsabilidad Social es un área relativamente joven, cuya definición, contenido y alcance todavía se discuten. Pero entre los expertos hay un amplio acuerdo de que no se trata de una moda, sino de algo muy importante, que se apoya en la misión de la empresa, se plasma en su estrategia, inspira sus políticas y acaba materializándose en el día a día, y no solo en un Departamento especializado, sino en toda la empresa y en todos sus niveles. De alguna manera, la teoría anima a la práctica, y la práctica inspira a la teoría.
La Responsabilidad Social se ha presentado desde sus orígenes como algo voluntario, aunque no opcional, pues tiene la obligatoriedad de la excelencia. Pero la distinción entre lo voluntario y lo obligatorio se está desdibujando. Las leyes son cada vez más estrictas a la hora de exigir responsabilidades no solo a la organización, sino también a sus consejeros, directivos y empleados; los incumplimientos de una empresa se imputan también a sus proveedores, a sus distribuidores o a sus socios; la aplicación de códigos de buenas prácticas se extiende a todo el sector y a los que se conectan con él en la cadena de valor, de modo que las empresas tienen que protegerse cada vez mejor de los errores propios y ajenos. Esto ha dado lugar a una función que está adquiriendo cada día más importancia: la Compliance, encargada de que en todas las actuaciones de la empresa se cumpla con lo establecido en la ley y en las regulaciones. La reforma en curso del Código Penal español es una muestra de cómo esta función deberá desarrollarse en todas las empresas, y no solo en las grandes.
Tanto la Responsabilidad Social como la Compliance forman parte de las responsabilidades de los altos cargos de gobierno de las empresas, y cada vez más ocupan un lugar importante en la agenda de los Consejos de administración. Por eso, las reflexiones sobre estos temas acaban configurando los criterios del Buen Gobierno de las organizaciones, más allá de lo que establezca la ley o los códigos de buenas prácticas para empresas cotizadas en Bolsa.