Hoy no hay alternativa a la economía de mercado, pero existen distintos modelos, entre los que figuran el neoliberal, propio de los Estados Unidos, cuyo objetivo es incrementar el bien total, y el civil, típico de la tradición cultural de Italia y España, que pretende incrementar el bien común. Este último es el único que persigue el desarrollo humano integral, con tres componentes: crecimiento, dimensión socio-relacional y espiritual. Estas son las ideas expuestas por el profesor Stefano Zamagni, catedrático de Economía Política en la Universidad de Bolonia, en su conferencia “Un nuevo enfoque para la responsabilidad social de las empresas: hacia una responsabilidad ciudadana”, organizada por la Cátedra de Ética Económica y Empresarial, de Comillas. “Tenemos que organizar la sociedad y las instituciones de manera que las tres dimensiones vayan juntas, y este es un desafío importante. Pero los economistas han puesto su atención solo en el crecimiento siguiendo el modelo neoliberal”, subrayó el conferenciante.
Abrió el acto el Rector de Comillas, Julio L. Martínez, SJ, que mostró su satisfacción por contar con la presencia de Zamagni en la universidad, con quien tuvo el honor de compartir el premio de la Fondazione Centesimus Annus pro Pontifice, en Roma, uno de los diversos que ha recibido el prestigioso profesor italiano.
El Director de la cátedra, José Luis Fernandez, presentó al conferenciante, de quien dijo que busca orientar el discurso económico por una vía que pretende “recuperar la noción del bien común, yendo más allá del puro beneficio, y aboga por la recuperación de otros bienes igualmente necesarios para una vida plena: los bienes relacionales. Se trata, en suma, de poner en el centro de la dinámica económica a la persona y su crecimiento personal”. Lo que Zamagni denomina economía civil de mercado que, “de una parte, enlaza con la praxis económica de la floreciente Italia medieval; empalma, por otro lado, con la doctrina social de la Iglesia -principios de solidaridad, de subsidiariedad, de bien común-; y finalmente, ofrece intuiciones frescas y motivadoras para salir de la esquizofrenia y superar la crisis; para avanzar por la senda de una economía verdaderamente humana que nos pueda hacer, de veras, felices”.
El profesor Zamagni explicó las diferencias entre la economía neoliberal de mercado y la civil. En la lógica del bien total, propia del modelo neoliberal, dado que el bien total es resultado de la suma de los bienes individuales, “puedo olvidarme de algunos, puesto que el bien de unos va a compensar la falta de bien de otros”. En la economía civil de mercado, cuya lógica es el bien común, lo anterior no es posible porque, si olvidamos el bien de algunos, el de los demás desaparece.
La segunda diferencia entre el modelo civil y el neoliberal, expuesta por Zamagni, es que la economía debe dialogar con las esferas ética y política. El neoliberal no tiene que hacer otra cosa que maximizar la ganancia, ajeno a la ética y la política. Pero en la economía civil de mercado tiene que haber un diálogo continuo entre economía, política y ética, para obtener el bien común de la comunidad.
La tercera diferencia lleva al principio de restitución. En el sistema neoliberal los que producen con ánimo de lucro están obligados moralmente a devolver parte de sus ganancias a la sociedad a través de las organizaciones sin beneficio. El modelo civil, sin embargo, es como un lago donde hay muchos peces: empresas capitalistas que persiguen el beneficio, y otras que no lo buscan.
Y la cuarta diferencia es que, mientras la economía de corte neoliberal se basa en los principios de intercambio de equivalentes y de redistribución, que requiere partir de un precio de mercado, el sistema civil de mercado añade un tercer principio: el de reciprocidad. Este concepto significa gratuidad, frente al mero principio de intercambio, cuya motivación básica es el interés por el dinero. En la reciprocidad hay donación, con una base de proporcionalidad en función de la capacidad de cada uno.
El modelo de economía neoliberal de mercado ha fracasado con la última crisis, resaltó Zamagni. “La actual es una crisis endógena del sistema, porque viene de su interior”, señaló. El conferenciante describió también los bienes, que son de diversas categorías: privados, públicos, comunes (como el medioambiente) y los relacionales (que son los que se producen en la relación interpersonal). “El modelo neoliberal funciona bien con los privados, menos con los públicos y es un desastre con los bienes comunes y relacionales. Pero el ser humano -dijo- quiere cada vez más bienes comunes y relacionales. Si no modificamos el modelo neoliberal tendremos un mayor ingreso nacional, pero habrá ciudadanos agraviados. Para conseguir bienes comunes y relacionales tendremos que introducir el principio de reciprocidad”.
Un joven asistente preguntó al profesor Zamagni qué pueden hacer los ciudadanos para conseguir el cambio de modelo que propugna. Lo primero, respondió el conferenciante, estudiar mucho y bien, porque aportar conocimiento es la forma más alta de garantizar la libertad. Y, en segundo lugar, los jóvenes tienen que considerar que el individualismo es el primer peligro para la sociedad. El individualismo libertario es una corriente de filosofía nacida en los Estados Unidos, según la cual cada uno es patrón de sí mismo y su destino está en sus manos. “Este paradigma lleva a la desesperación -agregó Zamagni-. Ninguno de nosotros es una isla, ni se basta así mismo; tenemos que establecer relaciones interpersonales. El individualismo es enemigo del personalismo, que es la idea de un individuo que tiene una relación ontológica con los otros. Es la idea contraria al ambiente de competencia. El individualismo genera egoísmo, mientras que la ayuda de unos a otros hace real la reciprocidad”.
Publicado en Universidad Pontificia de Comillas.