Por Jordi Melé
En las últimas décadas, la consideración de la dimensión ética, aunque tímidamente, ha ido tomando protagonismo en la toma de decisiones. De todos modos, la preponderancia de los objetivos económicos y políticos continúa siendo la nota dominante, aunque en algunos ámbitos se van intentando explicitar, o al menos no vulnerar, algunos criterios éticos.
En mi opinión, la ética no debería constituir un “criterio añadido”, sino que debería ser la guía que ayudara a interpretar los criterios económicos, políticos y sociales. Obviamente, la ética no debe permitir ineficiencias injustificadas, ni significa desincentivar a las personas, ni olvidar las interdependencias que presenta con las otras dimensiones.
De este modo, una adecuada consideración de los principios éticos podría constituir una «tercera vía» para superar los problemas existentes en la sociedad derivados de los abusos de poder y de los fallos de información y de coordinación, entre otros. Con esta guía, los debates actuales, a menudo ideológicos, sobre la identificación de los límites del mercado y el papel del estado, sobre lo público y lo privado, lo nacional y lo internacional, lo individual y lo colectivo, deberían replantearse buscando hacer compatibles los intereses personales con el bien común.
Este planteamiento me recuerda a la frase que se convirtió en una especie de eslogan no oficial en la exitosa campaña electoral de Bill Clinton para la presidencia de Estados Unidos en 1992: «It’s the economy, stupid». Según algunos analistas, este eslogan sirvió para enfocar la campaña y marcar cuales eran las prioridades.
En estos momentos, me atrevo a utilizan este eslogan modificándolo para marcar cual debería ser la dimensión prioritaria: «Es la ética», pero eliminando el adjetivo final, que además de ser malsonante probablemente no sería muy “ético”. Y que la priorización de la dimensión éticasea efectiva es tarea no sólo de empresas y de gobernantes, sino de todos.
Jordi Melé – Carné
Vocal de la Junta Directiva y co-editor de la Newsletter de EBEN – España.
2 comentarios
Me parece un buen momento para proponer on “comeback” de la ética (o quizá su simple aparición en el debate económico), ya que una buenar parte de la crisis actual se debe a comportamientos sea temerarios – por confianza excesiva, “naivety” o ignorancia de realidades económicas -, o simplemente no éticos – cuando dichos comportamientos han tenido lugar con pleno conocimiento de lo que se hacía. Contrariamente a la célebre frase de Gordon Gekko, “greed is not good”: el afán de enriquecerse a un ritmo mucho más rápido que el que permite el crecimiento económico, aunque deseable, por definición implica que ese enriquecimiento tiene lugar o bien a costa de otros – véase la crisis del “sub-prime”, de los CDS y CDOs -, o bien las ganancias obtenidas se vienen pronto abajo ya qes son artificiales y basadas en la especulación y el endeudamiento sin tener base real – que es el caso de España.
Me parece que se habla demasiado de la crisis (al menos en España) como algo que simplemente “ha sucedido”, sin que el debate aborde su raíz, que es en buena parte la codicia que lleva a “estirar el brazo más que la manga”.
Muchas gracias por tu comentario, Fernando. Desde EBEN se intenta fomentar este conveniente debate que propones. A través de las actividades que organiza y, en particular, de esta página web, que también enlaza con blogs que nuestros socios han comunicado.
Efectivamente, pienso que la consideración de criterios éticos como el de “no estirar el brazo más que la manga” (prudencia) es lo que puede hacer realmente compatibles y sostenibles (además de más “humanas”) las dimensiones económica, política y social.